Si mi rodilla y mi pierna tuvieran subtitulos en este momento, después de seguir con mis dichosos acomodos de mobiliario físico y mental, los clásicos de las películas mexicanas de ficheras parecerían colegialas.
Ya que lo comenté desde el post anterior, conocí acerca del método Kaizen en un curso de coaching individual, para que sepan de qué carambas hablo les contaré que:
"Kaizen es la práctica de la mejora continua, una de las características más notables de Kaizen es que los grandes
resultados provienen de muchos pequeños cambios acumulados en el tiempo."
Y lo que pasa es que uno se puede aventar aaaaañooos y felices días en la inercia total, permitiendo que pase lo contrario a la mejora: acumulamos resentimientos, cosas, ira, amargura, o simplemente preferimos voltear para otro lado mientras los problemas existenciales, de pareja, de vida, profesionales, o de cualquier índole, que en su momento podrían haberse resuelto de una manera más clara (tal vez), caen cual tetris en el tablero de nuestra vida/inconsciente, mientras nosotros estamos ocupados en otras cosas no necesariamente importantes.
En eso estaba, sintiendo como el dolorcito de la rodilla me subía a media espalda mientras movía por tercera vez la cama que no me acababa de cuadrar, cuando me di cuenta que las acumulaciones físicas bien se aplican a la relación de pareja (¡oh si! aqui viene otra telaraña mental para el blog), las cosas que uno va invadiendo o ignorando en el otro, que terminan siendo motivo de tal acumulación y que en el momento en que tomamos conciencia de sopetón que ahí están, regresamos al lugar común de todas las crisis existenciales: ¿cómo diablos llegué hasta aquí/cómo diablos permití que pasara esto?
Pues bien, regresando a mi realidad, caí en la cuenta que al mover todavía más cosas de las planeadas en un principio, sería buena idea regresar las que estaban invadiendo el espacio del otro a una sana individualidad física y delimitar el espacio por medio de mobiliario asignado a cada uno - como era en un principio - luego tuve que mover otro mueble más y todo se me vino abajo (literal) llegué a un momento de caos tal, que me hubiera puesto a llorar si hubiera estado sola (y que por supuesto no terminé por el dolor que ya me exigía parar tanto esfuerzo).
Pues total que mientras trataba de al menos delimitar donde acabada el orden y donde empezaba la zona de desastre (al menos de manera sutil), me llegó otra analogía de mi desmadre de cuarto con la relación de pareja: ¿Qué es lo que realmente esperamos del matrimonio?, honestamente nos aventamos a lo desconocido, esperamos que la otra persona cambie cuando en realidad, durante el noviazgo ambas partes ponen su mejor cara, y el que cínicamente se muestra poco amable, cachetón o infiel, seguramente hará pasar las de caín al (la) pobre pareja que se fue con la finta que el amor y los hijos lo cambian todo.
Nos han vendido la idea de que "amor es... " cuando en realidad el amor deriva de un conocimiento pleno de qué terreno estamos pisando y a qué nos estamos ateniendo, por mucho noviazgo que se lleve o convivencia previa, no sabrás sino hasta demasiado tarde si tu personita especial ronca, padece mala digestión o tiene días en que absolutamente nada ni nadie lo calienta, si es compulsivo, violento, ansioso o solamente era complaciente o buena persona por los momentos agradables que pudieran pasar juntos.
Cada generación viene definida por creencias o costumbres: aguantar aunque se viva un infierno, la doble vida ya sea cínica o a escondidas, segundas y terceras nupcias porque el matrimonio anterior no les llenó, entonces, ¿Qué esperamos en realidad del matrimonio?
Probablemente envejecer juntos por no estar solos no sea la respuesta adecuada, en el inter habrá que mover muchos "muebles" para que la relación se acomode y funcione, habrá que hacer cambios, delimitar individualidades, darse tiempo, amarse, odiarse, separse un tiempo, darle tiempo al otro, pagar un precio...
Tenemos mucho que aprender, te has parado a preguntarte ¿Qué es lo que yo y mi pareja esperamos de esta relación?, ¿ En qué punto estamos situados de lo que esperábamos?, ¿Nos hemos convertido solo en el medio para obtener un fin?, ¿Nos hemos convertido en proveedores/sirvientas, en lugar de parejas?, ¿Sería mejor tomar distancia un tiempo para aclarar las cosas?, ¿ Podría estar mejor emocionalmente/físicamente/económicamente de lo que estoy ahora?...
Lo mejor sería hacernos estas preguntas antes de dar el paso, tristemente la pregunta de ..."si hay alguien que se oponga a esta unión..." se ha dejado de hacer, seguramente si razonáramos un poco mas antes de embarcarnos, dejaríamos de quejarnos tanto y sobre todo, de decepcionarnos tanto.

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