miércoles, 11 de noviembre de 2020

Crónica de Alto Riesgo (a 6 meses de pandemia)

 







Noche previa de insomnio, el corazón se acelera, terror más que emoción, incertidumbre, y a la vez una sensación indescriptible que invade el cuerpo, tal vez hasta un cierto temor en las piernas, 6 meses despúes, volveré a hacer uso del transporte público.

Probablemente causaría risa si no se estuviera viviendo una pandemia mundial, alentada por los medios de comunicación a desatar los más aterradores escenarios; Uno podría tener miedo de ser asaltado, de un choque fatal, de pescar chinches, piojos o garrapatas, pero jamás podría imaginar, que el hecho de tomar una combi podría turnarse en un asunto serio de salud pública o incluso en  un asunto de vida o muerte para familiares o amigos.

El enemigo es invisible, los contagios han llegado a 28 millones en el mundo en este momento, y si ya de por si en este país, trasladarse en una combi es cosa kamikaze, ahora sumen la inconsciencia de la gente y el miedo a contraer el virus.

El primer miedo es a la multitud sin protección y asintomática. Efectivamente, una chica viene hablando con su novio a todo volumen sin cubrebocas por celular, un letrero indica tomar gel apelmasado de un frasco pegado con cinta diurex al tubo de la puerta, no quiero pensar si la combi entera porta más gérmenes que el despachador plástico que tiene esa tonalidad grisácea, seguramente en unas semanas esos despachadores ya no estarán ahí o viajarán vacíos.

Vuelta de rueda, el conductor  no para de hablar sin cubrebocas por teléfono, verifica los tiempos de las otras unidades que vienen detrás y delante, les habla por sus apodos y les señala los puntos donde deberán “esperarse”, “dejarse pasar” o por el contrario “meterle” para no ser alcanzados por su rival, quiero quejarme y quiero matarlo, pero a la vez, tan dueños se sienten del destino de los demás, que es capaz de ir aún más lento, si es que se puede, para demostrarme quien manda.

3. 3 kms se me hacen eternos, si la pierna no me estuviera matando me habría ido caminando, aunque la travesía pedestre sin aceras y con vehículos a toda velocidad es otro cantar.

Al final el chofer ha decidido alcanzar a su rival y trasnmuta de tortuga a liebre, de un frenón me baja en la parada solicitada, la habladora del teléfono sigue ahí, le dedico una mirada de indignación y me voy.

Rengueo hasta mi destino ubicado a un cruce de boulevard y un par de calles delante de donde descendí, respiro a través del cubrebocas con dificultad y alivio, miro mi destino, se siente una sensación extraña de libertad después de estar en una especie de burbuja donde el tiempo y el contacto humano se habían detenido.

El lugar de terapia me recibe con un tapete sanitizante, una jerga, una zapatera nueva y todas las camas para rehabilitación desperdigadas estratégicamente por el pequeño lugar para que al menos esté a metro y medio de las otras; se me da la bienvenida y se me ordena ir a lavarme las manos.

Comenzamos y mi cuerpo siente como si trajera adherida una botarga a la piel incluso ante el estiramiento más simple, sin embargo es un alivio para todas mis extremidades lastimadas, el confinamiento ha entumecido y llenado de dolor lo que ya podía moverse. Al fin terminamos y el rocío del líquido sanitizante pica y lastima la garganta, me despido del guardia de la caseta con la alegría de verlo como si se tratara de un viejo amigo. Emprendo el camino de regreso: lo he logrado.

Quién iba a pensar que despúes de 6 meses, algo tan cotidiano se podría convertir en un peligro.

jueves, 18 de junio de 2020

Av. México 101, 1937.



Foto Aérea de Coyoacán. Colección Villasana Torres. 1928

Mi abuela me contó algún tiempo antes de morir, que su madre había huido de Francia durante la primera guerra mundial a México, que cuando era muy pequeña falleció de un ataque al corazón y quedo sola con su padre.

Nemesio, su papá, era adicto al juego, y llegó a perder hasta propiedades apostando. Simón era su hermano y ambos eran comerciantes en el mercado de la Merced.

Nemesio vivía en la parte de arriba de las bodegas, no podía estar solo y al poco tiempo se casó nuevamente con una mujer de procedencia centroamericana; esta mujer no aceptó a mi abuela, y al tener ella unos 4 o 5 años fué maltratada  con golpes en incluso encadenada a la pata de la mesa cuando la señora se iba a la calle, así se podía quedar toda la mañana hasta que la señora regresara, sin probar alimento y con el movimiento limitado.

Un día, Nemesio regresó temprano y la encontró ahí, entonces su hermano, quien estaba casado y ya tenía hijos, se la pidió a Nemesio prometiéndole que la trataría como si fuera como suya.

Para aquel entonces mi abuela ya tenia 7 años y aún no había sido registrada así que no hubo mayor problema que pagar a multa que se imponia en esa época por no registrar a tiempo, y llegó a la casa ubicada en la Avenida México 101 de Coyoacán, y tan solo cruzar la puerta de aquel lugar, en automático se ganó 14 hermanos.

Domingo era de su edad, y debido a eso hicieron un lazo muy estrecho, pues él y los que nacieron después fueron cuidados por mi abuela.

La bisabuela Esperanza, era de ascendencia francesa, y mi abuela siempre se refirió a ella como "mi mamá”.

Muchas cosas más me contó  abuela, quedaron grabadas en una cinta que hace unos días encontré, maltrecha y rota por los cambios que supuso el sismo de 19S2017 en mi casa y que anduvo de caja en caja hasta que la volví a encontrar.

La idea inicial de dicha entrevista, era precisamente hacer una biografía de mi abuela, así que me senté frente a ella esa tarde en su cocina, con una grabadora de reportero prestada y diciéndole: cuéntamelo todo que lo voy a escribir y así comenzó su historia: Juro que al ver su semblante odié a esa mujer que la encadenaba pero también me imaginé a Nemesio adicto al juego con la gente de la Merced, sin importarle la vida y los tratos que recibiera mi abuela. Esa tarde terminé conociendo más de los orígenes de mi familia, y ahora que lo pienso, seguramente mi abuela terminó con sentimientos encontrados.

Han pasado 8 años desde que murió  mi abuela, tal vez la desidia, o tal vez que faltaban muchas cosas por descubrir limitaron la escritura de esa biografía, mi abuela siempre pensaba en su hermano Domingo, ahora que estoy escribiendo esto, me queda claro que le tenía mucho cariño.

Tomo el teléfono, y marco, entonces el tío me rafaguea con tantos datos, que me siento mareada y a la vez emocionada.

Federico Domingo Hidalgo Richart, nació el 2 de marzo de 1930, fue el sexto de 12 hijos, hijo del segundo matrimonio de Simón Hidalgo.

En un inicio, el abuelo Simón, al igual que Nemesio, vive en la parte alta de las bodegas del mercado la Merced en la ciudad de México, se dedicaba a la distribución de frutas, mismas compraba y vendía en todo lo largo y ancho del territorio nacional.

En esa bodega nacen los hermanos más grandes de su matrimonio con Esperanza: Simón y Armando, y después de esto, decide comprar una casa en Coyoacán, practicamente a las afueras de la ciudad, sobre la Avenida México, colindando con las calles de Berlín y Viena.

Ya establecidos en Coyoacán,  se presenta la madre de los primeros 8 hijos de su primer matrimonio, quien los entrega a Simón. Esperanza también los acoge mientras la familia sigue creciendo. Aunque el trato siempre fué igual para todos, cuenta que los mayores se vieron afectados al cambio de familia.

Domingo me cuenta que Nemesio se había casado con una doctora, con la cual no tuvo hijos, y que durante un parto que ella atiende, la madre fallece y deja una niña huérfana, la doctora decide llevársela a su casa pero tristemente fallece a los 3 o 4 años de haberla adoptado, entonces Nemesio se vuelve a casar con una mujer centroamericana, la cual quería a la pequeña.

Simón al ver el trato que le dan a Victoria, le ofrece a Nemesio llevársela, Nemesio se la da de inmediato y sigue con su vida.

Simón la registra como propia en 1937, al no saber en que día había nacido, deciden hacer una rifa en la familia para determinar el día de su cumpleaños, así que en el sorteo, sale el 8 de marzo de 1930, y asi queda establecido en el acta de nacimiento.

“Nunca vimos una diferencia” me recalca, y es que el abuelo simón siempre tenia espacio en su casa y en su corazón para más hijos.

En la casa de Coyoacán, mi abuela se convertiría en Toya, sin embargo, la familia todavía no estaba completa: llegaría una tercera mujer a entregar los hijos a Simón de igual manera que la primera, y en aquella casa se integrarían un total de 24 hermanos, más mi abuela (25 hijos en total).

Y es que el problema del abuelo Simón, al parecer eran las mujeres.

El comerciar con frutas suponía tener que mantenerlas refrigeradas en furgones en el mercado de la Merced, debido a esto, Simón comienza a padecer de los pulmones, al pasar el tiempo se le agrava el problema, pero gusta del campo y de las tierras, es por eso que decide darle las bodegas de la Merced a los hermanos Mayores del primer matrimonio y se va un tiempo corto a una huerta en San Jerónimo, por medio de uno de sus consuegros, es invitado a Atlixco a conocer la Hacienda de Tenextepec, allá por el año de 1950, tanto le gusta Atlixco a Simón que se instala en unos departamentos de la calle 5 sur y se trae a esposa e hijos mas jóvenes a vivir para dedicarse a la venta de flores y frutas en esta región.

La casa de Avenida México es vendida, y desde este momento, comenzaría la vida de mi abuela en este terruño, la cual es parte de otra historia.

martes, 9 de junio de 2020

La Negación al Duelo




Día 78 de la cuarentena por covid 19 en México.


La pregunta del millón en redes sociales durante esta pandemia mundial es si alguien cercano conoce a enfermos del COVID 19, y las respuestas varían:

Amigos que trabajan en el hospital general de la zona 05 de Metepec, perteneciente a la ciudad de Puebla, aseguran que las camas asignadas a este tema en particular ya están llenas, otros más aseguran que es todo es parte de una conspiración mundial para tener control de las personas y poder vender dentro de unos meses una vacuna costosa que además, podría tener intenciones ocultas para mermar la población mundial mientras enriquece a las farmacéuticas que logren patentarla.

Sin embargo una cosa es cierta: quienes llegan a perder a sus seres queridos, independientemente del dolor que representa esto, han tenido que agregar la negación a su duelo por parte de las autoridades.

Al rededor del mundo se han dado casos de personas que llegaron al hospital sintiéndose mal para no volver a ver nunca más a sus familiares, destinados a pasar sus últimos momentos completamente solos sin poder despedirse, y del otro lado de la puerta han quedado las familias con el sentido de pérdida, recuperando en el mejor de los casos, una urna con cenizas.

Si hay algo que el ser humano no sabe manejar bien, es sin duda la muerte, ya sea por tabú o por la exposión de sentimientos que esto implica, esto sumado al miedo e incertidumbre que en gran parte de la población ha causado esta pandemia, hay un derecho que se ha negado, que resulta desconcertante y abrumador: el derecho al duelo.

Frente a casa de mi abuela en el centro de la ciudad de Atlixco, hay un local donde se vende material eléctrico, el dependiente era un señor malencarado, si uno no lo conoce diría que siempre estaba agrio, pero con el pasar del tiempo, uno se daba cuenta que en realidad era una persona seria, educada con los vecinos que lo ameritaban y que gustaba de pasar las tardes en compañia de conocidos que iban a visitarlo a su negocio, algunos electricistas o plomeros por el giro de su tienda, a veces se ponían festivos y compartían algunas bebidas hasta la hora de cerrar o entrados los ánimos, hasta tarde entre risas y vasos desechables.
 
Con el pasar de los años llegué a pedirle prestado un martillo, e incluso a platicar con él muy brevemente sobre la compra que estaba haciendo en ese momento o pidiéndole alguna recomendación cuando la mala memoria de lo queme habían encargado se apoderaba de mi. Puedo asegurar que lo vi sonreír en un par de ocasiones, también puedo decir que tenía un temperamente fuerte y que no se dejaba, llegando a discutir con sus proveedores cuando sentía que estaban abusando y los gritos se podían escuchar hasta la acera del frente, aunque estuviera hablando por teléfono, asi como que era consumidor asiduo del refresco de cola y de fumar cigarrillos.

Por aquello de que el mundo es un pañuelo, la amiga de mi vecina resultó ser hija de su primer matrimonio, si algo podrías decir que heredó del papá es la cara de seriedad, y seguramente el carácter fuerte, sin embargo lo que me cayó de sopresa, es que el día de hoy, día 78 de la cuarentena en México, 8 de Junio de 2020 el señor falleció, y ante el confinamiento, solo un mensaje de wattsap con la triste noticia.

No recuerdo su nombre, siempre nos referíamos a él haciendo alusión al título de su negocio como si fuera su apellido; ahora se que no lo era. Tal pareciera que fué el covid el victimario, sin embargo, solo se sabe que fué un infarto, lo que me queda claro, es que esta pandemia le ha arrebatado a su familia la despedida, el llorarlo, el duelo, la sensación del shock y desasosiego, todo porque le ha tocado morir en un protocolo de pandemia que no permite funerales, ni abrazos de consuelo, y mucho menos el tiempo  de la velación para despedirse y poder procesar lo que está pasando.

Habrá quien piense que es mejor así, pero también quien ha pasado por una pérdida repentina sabe que la sensación que queda es un gran y enorme vacío, y no puedo evitar pensar en aquellos que solo vieron salir una bolsa negra de sus casa o del hospital sin saber a dónde fué a parar un pedazo de su corazón, de quienes únicamente recibieron una llamada donde se les informó que el paciente ingresado al hospital no regresaría jamás, pues tendría que ser enterrado a la brevedad y sin poder ser visto otra vez por su familia, así, sin más, sin un adiós, sin lágrimas o sonrisas, sin perdón o remordimientos.

Somos seres sociales, desde la prehistoria hemos tenido la necesidad de pertenecer a un clan, por razones de supervivencia primero y luego por apego, por amor, por sociedad.

Es sabido por los psicólogos y profesionales de la salud, que recuperarse de una pérdida debe de llevar un tiempo y que quienes no lo hacen pueden presentar desde depresiones moderadas a graves o llegar a desarrollar afecciones más graves o incluso tener que llegar a tomar medicamentos prescritos por un psiquiatra. Si no fuera necesario este proceso del duelo, no existiría la tanatología, ni la terapia psicológica. 

Michael Levitt, Biofísico de la escuela de Medicina de Stanford, y ganador del premio Nóbel de química en 2013, sostiene que el daño social del confinamiento ha sido extremo después de trabajar con voluntarios de diferentes países para recavar y analizar datos relacionados con este virus para rastrear su evolución y además ha osado afirmar que la cuarentena no ha salvado ninguna vida, sino al contrario, ha exacerbado el daño social en diversos aspectos... y siento que coincido con él de alguna manera, dentro de los pobres parámetros que mi instinto y conocimientos me susurran: si algo nos ha sido robado en este tiempo, es el contacto con los demás.

Tal vez podamos superar el confinamiento; pero el ser negados a pasar por el duelo social - a desahogar esa pérdida o como quiera llamársele- provocará repercusiones en muchos de nosotros, algunos más visibles, otros menos, pero que nos dejarán marcados inevitablemente como sociedad tarde o temprano.

¿Podremos saberlo?, ¿Podremos medirlo?, tal vez en unos años se logre entender el verdadero alcance de esto... si la humanidad sigue vigente o si no hemos sido censurados a las emociones por miedo de seguir expandiendo otras pandemias, total que este año ya se había vaticinado de acuerdo a las estadísticas de hace 6 años para liderar la depresión como la enfermedad mental número 1 en nuestro país .





domingo, 17 de marzo de 2019

Adiós abrupto...otra vez


Los anturios de tu casa...


Antes de venir aquí, ya sabíamos a que edad íbamos a morir, el gran creador lo programó solo que lo olvidamos.

Mi Nona no deseaba morir postrada y sin poder valerse por si misma, probablemente por eso murió tan abruptamente, no quería hospital, ni quería ser una carga para sus hijos debido a su enfermedad.

La letra de esta canción me lo recuerda...

" ...déjalo ir (mi cuerpo) cómo me conociste, déjalo ir, lo que solía ser... dejaré que este monumento, represente un momento de mi vida"

y ciertamente, cuando hemos regresado a casa los cuerpos astrales se sanan, vuelven a ser jóvenes y plenos...

Es por eso que en los sueños se aparecen con sus cuerpos sanos, con años menos, no sé si la manera en la que los encontramos en ese plano representan un punto específico de sus vidas o de las nuestras.

Pero nada suena tan descabellado cuando ya es compartido por varias culturas, religiones y terapeutas que nosotros si pedimos vivir aquí, si pedimos nacer y sí escogimos a nuestros padres, que se nos asignó una misión y un tiempo para terminarla, poco tiempo o mucho tiempo... eso estoy segura que se nos olvida al nacer, y de cierta manera se me hace un poco cruel el ser juzgados por no cumplir las expectativas cuando el camino es tan sinuoso y confuso, cuando es normal que debido a nuestra inferioridad al adoptar esta forma perderemos la brújula en un momento.

Tengo una cosa con los presentimientos, algunos dicen que es de familia, y probablemente podría ser, mi abuela el día que murió se negó a ir a desayunar a mi casa porque (tras quedarse un segundo perdida en algún lugar y cómo recordando o recibiendo un mensaje) me dijo :"No puedo" porque "Voy a estar ocupada" y a la hora del desayuno de ese día murió.

Vino otra pérdida hace casi un mes apenas, ahora la primogénita de mi abuela.
3 días antes comencé a llenarme de angustia, sentía literalmente un hoyo en el ombligo, esta vez si alcancé a despedirme de ella minutos antes de que se fuera, pero dos semanas antes me insistió mucho en que ya era tiempo de ver paquetes funerarios, que estaba preocupada por ver los gastos que se le venían encima a su familia, y estaba muy consciente (inconscientemente) que ya estaba cerca la muerte, aunque su salud estaba mermada también puede decirse que murió completa, se podía valer todavía por si misma, tampoco quería ser una carga para su familia, y así se fue, creo que aunque nadie sabe el día ni la hora, sí podemos hacer méritos para solicitar una "Muerte a tiempo"...

Odio los funerales, no me gusta ir, me da horror asomarme a los féretros y considero que en ocasiones o personas extraordinarias es cuando puedo asomarme, y en esta ocasión, estaba ahí, frente a su caja, solas las dos, mientras llegaba la familia... ¿cómo me iba a ir a otro cuarto y dejarla sola en la sala en este día?, con paso lento me acerqué al cristal para ver, y la vi. Al principio cuando mis ojos comenzaron a enfocar su cuerpo tras el vidrio, vi todo negro, sentí que algo me jalaba hacia el piso, se me fue la respiración y me detuve un momento, una vez que me regresó el aire, su cara tenía una expresión que parecía que iba a despertar en cualquier momento; hasta sonreía un poco, cómo quien descansa a gusto (porque no todas las caras son de paz), se veía muy natural, muy en paz.... y creó que sabía perfectamente que a pesar de la situación le dije que la quería y sabía que su familia - que es mi familia - no quedaría sola, y que los últimos lazos que creamos en el resto de su vida fueron suficientemente fuertes para sobrepasar cualquier tontería o confusión de esas que suelen separar a las familias gravemente.

El último año había perdido mi casa, mi seguridad, y aquella mujer que ahora descansaba, me abrió sus puertas para saber que si la naturaleza nuevamente obraba con sorpresa, mi semilla quedaría a salvo donde ella moraba, era el lugar más seguro donde podría estar esta nueva sangre.

Fue un tiempo tan largo por las circunstancias y a la vez tan corto en el lapso que pudimos cobijarnos ahí, que aparentemente no podría haber engrosado el lazo de sangre que nos une, pero ambas sabemos que no fue así, que algo trascendió.

Siento que no he llorado lo suficiente tu partida, porque tu familia estaba destruida y necesitaba apoyo, sin embargo en mis últimos sueños, estos últimos días, lloro como desesperada, con mucho sentimiento; y hace apenas un par, entraba en una casa desconocida y mi Nona estaba ahí, me miraba y me decía algo, comencé a llorar como loca, como niña desconsolada, lloraba y no podía parar y mi Nona me abrazaba fuerte y consoladoramente, me decía algo, no se que fue, y yo terminaba de llorar, después se fue y desperté claramente consciente de que esa visita estaba muerta hace tiempo.

Recuerdo también que me preguntaste cómo podría ser ilegal ser enterrado en tu casa, al igual que tu madre, ambas deseaban descansar en su casa, yo recuerdo que la Nona decía que por ella podíamos dejar abajo de un árbol para que siempre estuviera en casa y aunque todos preguntan a dónde serán llevadas tus cenizas, las verdad es que querías estar en tu casa, junto al lugar que te vio crecer.

Me parece que todavía no llegas a donde debes estar, porque estoy segura que cuando estés ahí, me lo harás saber y lo recordaré al despertar.




domingo, 21 de octubre de 2018

Don Chon y sus artesanías de Colorín




Asunción Pérez se llama, pero le dicen “Chon”, tiene 88 años y se dedica a la venta de artesanías los fines de semana en el corredor artesanal de la calle Constitución frente al Zócalo de Atlixco.

Actualmente reside en Atlixco, pero es originario de San Felipe Tepemaxalco,  (Que colinda con Atzitzihucán, casi en la frontera con Morelos). “¿Conoce Usted, Tlapanalá? Pregunta, pues más allá del ojo del carbón, mucho más allá, ahí está mi Pueblo.

Ya no trabajo la tierra  porque ya no estoy joven, cuando era joven si me dedicaba a eso, pero allá no hay nada, solo sembraba de tempora, pero ya no me dedico a los trabajos de fuerza, contesta, a eso ya se dedica mi familia, a la cual voy a visitar cuando me mandan llamar – prosigue – entonces me voy  y me quedo unos 15 o 10 días, entonces regreso a Atlixco y me dedico a tallar.



Su puesto apenas está conformado por un par de artesanías y unos guajes sobre un modesto plástico de color verde, - “Antes me dedicaba a la venta de artesanías de diferentes tipos, pero la gente dejó de comprar, por eso ahora me dedico a la talla de figuras de colorín y la venta de algunos guajes, con esos llego a vender de lo más económico hasta 3 piezas en un día”.

Y es que aunque dice que lleva como 13 años dedicado a esto, en realidad comenzó hace poco más de 20, vendiendo cacles (huaraches tejidos), figuritas pintadas y sonajas en el portal hidalgo frente al zócalo, justo a un lado de la paletería más famosa del centro.

Con las remodelaciones que sufrieron los negocios que se encontraban ahí, como el icónico “Puerto de Veracruz de la familia Ponce” o la desaparición de las viviendas del interior de la ex casa del “Marqués de Santa Martha” para dar paso a un hotel de lujo, don Chon tuvo que cambiar su lugar de venta para encontrar uno entre los artesanos del corredor constitución, donde se coloca sábados y domingos entre las 10 de la mañana y las 8 de la noche, hora en la que se retira al cuarto que está rentando, “ahí de la rotonda”.



Al preguntarle a que se dedica el resto de la semana, comenta que se dirige a Castillotla, ubicada al sur de la ciudad, donde compra ramas de colorín, que son la materia prima para tallar sus artesanías, las deja orear y comienza la talla.


También hace artesanías en espina de pochote, que son las más pequeñas y módicas de precio - $50 pesos – o la venta de guajes, que “nómas son pa lujo” dice, a veces les pongo piedritas para que suenen como sonajas, de ahí, siguen las águilas, en $150 pesos y luego los esqueletos articulados en $200, ya de ahí tiene dos máscaras de diablo con cuernos reales y de esas es “raro que las venda seguido porque cuestan $300 pesos”, afirma.


Lo único que ya le falla un poco es el oído, pero con su navaja el da forma y estilo a sus productos; muchos ya quisieran llegar por propio pie y lúcidos a su edad, pero él, mientras no lo mande llamar su familia o se encuentre enfermo, asiste a vender sus artesanías los fines de semana, aunque a veces puede irse un poco más temprano o llegar un poco más tarde.



Un trabajo digno, que lo hace sentirse útil a su edad y que merece ser admirado y apoyado con la compra de algún producto sin regateo por parte de quien se acerque con la finalidad de ayudarle a subsistir, y que sin embargo forma parte de los personajes de la cotidianeidad de la ciudad que se vuelven invisibles a nuestros indiferentes ojos.



jueves, 28 de junio de 2018

Ni rubia, ni con ropa interior... se nos fué Don Julio Mayo.


Foto: http://marurojasenformula.com

Cualquiera que haya escuchado mencionar a Marilyn Monroe por allá de los 60´s debió de sentirse emocionado, y probablemente eufórico al recibir una invitación para asistir a una rueda de prensa con ella.

Sin embargo, para Julio Mayo Souza, exiliado coruñés llegado a México en 1942 y fundador de la agencia fotográfica "Hermanos Mayo" esto fué otro trabajo asignado y nada más...

Era muy delgadita, pequeña como un canarito, sin chiste, la verdad no le vi nada de espectacular, nos contaba por allá del año 2008 en la planta baja de palacio municipal aqui en Atlixco, Puebla. Corría la administración de Eleazar Pérez Sánchez y Armando Saldaña era el Director de turismo, todavía le quedaban unos pocos meses de vida al Archivo Fotográfico Municipal, que se ubicaba donde alguna vez se encontró la biblioteca municipal "Benito Juárez", Don Julio se encontraba radicando en el Cristo y por casualidad se interesó en exponer sus fotografías en la sala del archivo a través de una plática que terminó en oídos del Lic. Saldaña.

Don julio tenia por aquel entonces unos 90 años, con paso lento pero perfectamente lúcido, una persona platicadora, ávida de contar sus anécdotas, llegó acompañado de uno de sus hijos para conocer las instalaciones. Se presentó, nos contó que fue exiliado de la guerra civil española y que nos traería material fotográfico para ser montado a mediados de septiembre, la idea era que la exposición se inaugurara a la par de los eventos patrios, así para el 13 de septiembre ya se estaba recibiendo su material, sin embargo el día 14, cuando nos encontrábamos montando la exposición, llegó la orden de que la cena del grito se movería para la capilla del exconvento del Carmen cuando ya se había recibido todo para montarla como siempre, en el patio de palacio municipal.

Recuerdo bien ese momento, ya se tenía encima la presión de que la exposición tenía que estar lista, cuando llegó don Julio a ver cómo íbamos y a los pocos minutos llegan a decirnos que paremos todo y que dejemos lo que estábamos haciendo para ir a decorar la capilla, el hecho me apenó con Don Julio, pero el director dijo que en ese mismo momento y pues, en ese mismo momento tuvimos que cometer esa falta de respeto para con el visitante y hacer lo que se nos ordenaba, todo porque la "nueva" administración, no quería hacer las cosas como se venían manejando, sólo por el simple hecho de llevar la contraria sin detenerse a pensar el factores como la operatividad o la factibilidad.

La exposición no tuvo la difusión que se merecía, ya que los eventos culturales para la administración de Pérez Sánchez no eran relevantes, muchísimo menos el área de Archivo Fotográfico como sala de exposiciones, desde el primer momento en que su personal puso un pie en las instalaciones cuando se dió el cambio de gobierno, sus comentarios fueron despectivos: en lugar de un "Buenos días" recibí un "'Pero que desperdicio de espacio, aquí caben muy bien al menos unos 6 escritorios y se pueden adaptar oficinas, aquí no hay nada, vamos a ver que se puede hacer con este espacio..." me miraron y salieron del lugar discutiendo que iban a hacer con mi "desperdicio de espacio".

Así que nuevamente me sentí apenada a la siguiente visita del Señor Mayo cuando fué a ver cómo íbamos con la sala de exhibición. Ya que siendo septiembre un mes de mucho trabajo para el área de turismo, había alguna otra actividad que requería de la atención de todo el personal y él llegaba con sus anécdotas y experiencias de vida, y yo pensaba como podía ser que me tuviera que perder su compartir, seguramente a sus ojos quedé como una peladaza estresada o histérica que tenía que salir a hacer algo siempre.

Llegó el momento de que se llevaría sus fotografías y al fin hubo un poco de tiempo para conocer la anécdota más famosa de Julio Mayo: Haber fotografíado a Marilyn Monroe sin ropa interior (aunque hay otro fotógrafo que quiso adjudicarse el crédito).

"Cuando llegué, la habitación era muy pequeña y el cuarto estaba abarrotado de periodistas, todos querían una foto, una entrevista; la mujer llegó y se acomodó, ya no había lugar para mi, así que me tiré hasta adelante y quedé frente de ella a nivel de sus piernas, tiré mi foto con rapidez debido a la cantidad de gente y salí de ahí, no me di cuenta, al igual que ninguno de los asistentes...

- Sin embargo, en una época en la que ser un fotógrafo en toda a extensión de la palabra implicaba forjarse la toma a a sangre, fuego, cuarto obscuro, químicos fotográficos y ampliadora, las mayores sorpresas se daban al momento de revelar las imágenes. -

Cuando hago la impresión en papel, me doy cuenta de dos cosas: que la mujer no llevaba ropa interior, y que no era rubia natural. - Y aunque la imagen todavía circula por ahí - lo correcto que pude hacer en ese momento, fué destruir el negativo, aunque todos mis colegas se encontraran asombrados por la toma, juro que no me di cuenta, - Eso fué cosa del flash, del ángulo - estuve en el momento justo y sin malicia alguna."

La mujer le pareció chocante y sin chiste, - mejores curvas tenían las mexicanas y las españolas- Ese mismo año coincide con las fotografías donde aparece Marilyn con un abrigo de Chinconcuac, y apenas unos meses después de esta polémica fotografía, la actriz es encontrada muerta, noticia que le sorprendió.

Don Julio recibiría la medalla al mérito fotográfico en 2010 por parte del INAH, su verdadero nombre era Julio Souza Fernández, nombre que tuvo que cambiarse debido a la guerra civil y al escapar a México.
Ante la pregunta de muchos si falleció aquí en Atlixco, la respuesta es si, Falleció en Atlixco en su casa del Cristo, que puede parecer tan desapercibido para muchos y sin embargo es un remanso de paz para mucha gente que viene de la capital huyendo del ajetreo.

Las fotografías de su exposición, no eran por mucho, ni la de Marilyn Monroe, la guerra española, o alguna fotografía antigua, - Ya que el acervo de los Hermanos Mayo, es parte del acervo del Archivo General de la Nación y se estima entre cinco y siete millones de negativos. -

Las fotografías que el Maestro Mayo trajo en esa ocasión, eran aspectos de la vida en Atlixco y detalles cotidianos, que algo de magia debieron de tener para ser escogidos.


Mil disculpas al cielo para Usted, descanse en paz Don Julio Souza, ojalá que algún día se pueda tener una exposición con el reconocimiento que se le quedó a deber en vida.

y para todos aquellos morbosos que quieran ver la foto, la encuentran con una breve reseña en el siguiente enlace...

Y para todos los morbosos que quieran ver la foto de Marilyn, click aquí con una breve reseña

viernes, 11 de mayo de 2018

Los sueños siempre tienen un sabor Agridulce



La vida es una perra, y la odio.

Pido perdón por esta introducción; pero siempre es una culera, que nos hace creer que alcanzar nuestros sueños se basa en decretitos cursis y un chingo de optimismo.
Naaaaa, cuando crees que tienes algo que quieres, por superfluo e insignificante que sea te va a pasar una factura, que bien podría definirse como la tercera ley de Newton pero aplicada a la vida.

Hoy es un día triste para mi: hace 7 años falleció mi abuela, fué una persona con la que conviví toda mi infancia y mi adolescencia, cuando murió mi abuelo, después de un tiempo en el que me daba miedo entrar a su cuarto, comencé a compartir con ella las tardes y las noches, para que no se sintiera sola, o  tal vez, para que ambas no lo extrañáramos.

Así pasaron muchos años, crecí y por diversos motivos la convivencia se fué distanciando un poco, pero siempre era grato regresar a su casa, dónde me ofrecía una taza de leche en polvo con café o chocolate y galletas Marias o de animalitos para sopear, y era curioso porque cuando era niña, la leche en polvo tenía un sabor tan "aguado" para mi, que realmente no me agradaba, sin embargo al crecer, ese sabor se transformó en nostalgia, en el sabor de un lugar en el que siempre me sentía bienvenida al regresar.

En mi alocada adolescencia musical, mi sueño era ir a un concierto, en aquel entonces, que una banda o artista internacional visitara el país podía ser cosa de esperar años; al menos a 4 o 5 horas de viaje y muy peligroso (siendo mujer y joven) tanto asistir como conseguir el permiso al tratarse de eventos nocturnos.

Ahorré mucho tiempo, con la esperanza de que mis bandas favoritas vinieran a México, hasta que un día perdí la esperanza, porque no tenía permiso,  y porqué después de unos años perdí la emocíon.

El ciclo de la vida siguió: me casé, tuve hijos, pasé los 30... y por azares del destino, un mes de octubre, ya tenía los boletos para el concierto de U2, mi esposo, que detesta salir, las aglomeraciones, el ruido y permanecer estático por horas, me dijo que me acompañaría, cosa que me emocionó muchísimo. Los boletos llegarían hasta las últimas semanas de abril o las primera de mayo, el concierto era un 14 de mayo, me moria de los nervios.

Pasaron los meses, y prácticamente me había olvidado del asunto, en marzo fué el cumpleaños de mi abuela y la invité a comer, ya tenia un buen rato que no convivíamos, no conocía el lugar, le pedí a la gerente que nos enseñara las instalaciones, pedimos una cerveza, y cuando entró un trío a amenizar el lugar, una amiga que llegó a saludarnos y yo, hicimos una vaquita para que le cantaran " las mañanitas" y su canción favorita "Perfume de Gardenias", tuvimos que insistirle mucho para que nos cantara, porque no ajustábamos el presupuesto para las 5 de rigor, pero como le comenté que era su cumpleaños, aceptó.

La pasamos bien y después llegó el 10 de mayo, por alguna razón, estaba inquieta y tenía muchas ganas de verla, le pedí a mi papá que nos llevara a visitarla, llegamos y me dijo que no tenía ninguna foto con todos sus nietos, mi sobrino dormía y mi prima lo cuidaba, asi que la foto de la familia no salió completa, solamente mi papá, mis hijos y mi abuela, yo tomé la foto, así que ya no salí con ella.

Es curioso como uno presiente las cosas, cuando mi mamá le dió su regalo de 10 de mayo, suspiró, lo miró detenidamente con tristeza y dijo: "no me gusta y no me queda". Así que mi mamá quedó en cambiárselo y que regresaríamos a dárselo, cuando nos comenzamos a despedir, le pedí que fuera a desayunar a mi casa al día siguiente, se quedó muy pensativa, como si alguien le hablara al oído y me dijo nuevamente con la mirada triste que no, le pregunté porqué y se volvió a quedar callada y pensativa: "porque no" me dijo, "tengo algo que hacer".

Cuando íbamos a subirnos al coche de mi papá, y despúes de tomarle la última foto que tengo de ella, me abrazó fuerte, cosa que me extraño y me dijo: "te quiero mucho" y yo, estúpidamente, solo pude responder: "nos vemos la próxima semana para que te lleve al cine". Hubiera sido tan fácil devolverle el abrazo y decirle que yo también la quería mucho....

Al otro día, por alguna razón, mi esposo habia salido, eran las 8 y tantos de la mañana, estaba sola en casa y sonó el teléfono, descolgué y escuché una voz desconfigurada, entrecortada y que tartamuedeaba: "hija, eres tú, habla tu tía (vecina de mi abuela), mira, no podemos localizar a ninguno de tus tios ni a tu papá, pero tu abuela está tirada en la puerta de su casa, tiene medio cuerpo en la terraza y no se mueve, un trabajador del terreno de enfrente la vió y no quiso acercarse pero parece que está muerta"...

¿Tienen idea de lo que sentí en ese momento? lo único que se me ocurrió preguntar fué ¿Estás segura?, y le pedí que por favor se cerciorada, porque estaba ahí, sola y tirada y no se podía localizar a nadie, ¿cómo voy a decirle a mis tíos que está muerta, peor aún, a mi papá? tal vez, era un error, "déjame ver a quién localizo" contesté, mientras la respiración me faltaba, y las fuerzas me abandonaban, eso no podía estar pasando, marqué como pude y nadie contestaba, mi papá fué el primero que tomó la llamada, "Mi abuela se cayó" balbucee, "alguien tiene que ir a verla pero nadie contesta" le dije y no imagino cómo manejó para llegar lo antes posible.

Después pude comunicarme con mis tíos, y mi esposo me encontró pálida y catatónica, estaba muy consciente que si hubiera agarrado el volante, me hubiera estrellado en un segundo.

Lo que siguió fueron momentos de negación, de shock, de no estar consciente de lo que estaba sucediendo, de ir y venir, de ver su ataúd mientras mi sobrino de brazos, hacía ssshhhh con sus manitas y nos pedía que nos calláramos porque la abuela estaba durmiendo.

En algún momento recordé que existían los boletos, y que tenía que perderlos o tomarlos, aunque estuviera de duelo, la premura ya no daba para venderlos, al menos no tenía cabeza, y ese mismo día del concierto, un par de horas antes de irnos, estaba pegada a unos cables para que el cardiólogo determinara que solamente tenía una taquicardia provocada por el estrés, aunque en realidad, yo sé, que ese día, mi corazón se rompió, lo sé bien, fué el primer pensamiento que me vino a la mente, cuando cai en la cuenta que mi abuela había muerto y que jamás volvería a verla.

Con todo y corazón roto, mi esposo aguanto el viaje, tomó mi mano, se formó en una cola interminable de gente, depositó su cinturón en un bote de basura, caminó por las rampas del estadio preguntándome si me sentía bien, comió unos tacos sudados horribles y caros, aguantó vara sentado horas en un lugar dónde despúes de que hizo un sol espantoso nos llovió y que además, cuando intenté levantarme, mis pies se habian literalmente adherido al cemento por (quiero pensar) cerveza o refresco. y despúes de mucho tiempo, comenzó el concierto: Snow Patrol abría, en momentos me llegaba la emoción.

Luego vino U2 y la gente explotó, gritó y se volvió loca, y de repente, en un momento como de guión de película, me senté en mi lugar mientras todos estaban de pie y tomé un gran pedazo de aliento, me sentí tan cansada, que no podía ni cantar una de mis canciones favoritas, miré a la multitud en cámara lenta, y sentí cómo la tristeza me aplastaba, en ese momento, mi esposo se percató de lo que sucedía y se sentó a mi lado y me preguntó si me sentía bien, "sólo estoy cansada" le dije. y me incorporé para terminar la noche.

Miro la playera que compre de recuerdo, representa dos cosas opuestas: el anhelo de juventud y la tristeza de la pérdida; decidí dejar de usarla, porque si se rompe, siento que el recuerdo de mi abuela está plasmado ahí.

Cumplir ese sueño tuvo un sabor agridulce, lo único que me demostró, es que las cosas se vuelven superfluas y sin importancia, ese anhelo fué aplastado cual mosquito, intrascendente ante a pérdida de un ser amado.

Bien dicen que la vida es perra y le encanta hacerte llorar.